“Igual lo que tengo que contar de la semana de la moda es que no hay ninguna modelo más allá de la talla 36”, sentencia Leticia García Guerrero (Madrid, 1984), redactora jefa de moda en S Moda, sobre la cuestión de la crisis de los contenidos en los medios de comunicación, quienes deberían de tener “otra mirada, ir tres pasos más allá y analizar si algo es síntoma de algo, y escribir sobre ello”.
Leticia García Guerrero
Foto: Javier Jiménez Bas
Debido a la gran cantidad de información con la que cuentan los usuarios a través de las redes sociales, ya todos somos expertos en aquellas cuestiones que nos interesen, o podríamos serlo, en tal caso. Periodista guerrillera, cuenta con una mirada crítica que la ha llevado a rebuscar entre las historias olvidadas del mundo de la moda, recopilando bajo el título “Batallón de modistillas” las hazañas de la vida de mujeres del siglo XX que revolucionaron el sector, pero que cayeron en el olvido.
Sus inicios en el mundo periodístico se dieron por casualidad, cuando hace más de 15 años decidió, junto a Carlos Primo, actual redactor jefe de moda de ICON, abrir un blog en el que hablaban sobre moda “para no perder la costumbre de escribir; tenía mucho que ver con lo que hacíamos cada uno en nuestros doctorados, no era muy periodístico, era más teórico”. Lo que no se imaginaban es que aquel blog sería el trampolín hacia su carrera profesional tras una llamada de la entonces redactora jefe de El País, Eugenia de la Torriente.
Guerrero define la moda como un sector que plasma “cualquier parámetro de la sociedad, desde sociología, pasando por el arte, hasta la política… la moda es un condensador de lo que pasa”, y quizá eso sea lo que la atrae tanto de este sector que puede parecer tan hermético y hostil; que narra la historia de nuestra vida, la historia del mundo a través de la costura.
Y en esa historia, la periodista ha sacado a relucir nombres como el de la redactora y diseñadora Elizabeth Hawes, autora de “Fashion is spinach”, que comienza con una divertida y crítica descripción de lo que significa este sector: “La moda es ese hombre pequeño y horrible de mente sucia que te dice que tu abrigo del pasado invierno está nuevo, pero ya no lo puedes llevar”; Dorothy Shaver, la primera mujer en presidir unos grandes almacenes, creadora y propulsora de The American Look, un proyecto que consistía en ofrecer un apoyo económico y logístico a diseñadoras estadounidenses, por el cual pasaron desde Claire McCardell a Helena Rubinstein; o la biografía de Ann Lowe, una modista negra que vestía, desde la sombra, a la alta sociedad estadounidense.
De hecho la historia de esta última diseñadora deja en entredicho un problema vigente en la actualidad, y es que cuesta mencionar un solo nombre de una diseñadora negra que sea famosa. “La moda afroamericana es un tema. A ellos les ha costado muchísimo ser tenidos en cuenta, y eso que han inventado la mayor parte de la ropa que lleva la gente joven”, destaca Guerrero, que recuerda que “durante muchos años, en la semana de la moda de Nueva York había una cosa que se llamaba la Harlem Fashion Show, que era para diseñadores afroamericanos que desfilaban fuera del calendario”. Esto ya no ocurre, pero la realidad es que las diseñadoras negras siguen sin desfilar, según la redactora porque “cuando algo empieza a ser visible, empieza por los hombres, luego ya llegan las mujeres”.
El uso de nuevas herramientas a través del avance tecnológico y el paso a la era de la información han dejado patas arriba muchos sectores. ¿En qué posición se sitúan las marcas en este gran tablero de juego? La periodista lo tiene claro, las marcas ahora “son sus propios medios de comunicación, tienen que tener un discurso educativo, divulgativo y rupturista”, es decir, que si las marcas no sorprenden al consumidor y narran una historia coherente, ¿caerán en el olvido, en un mundo donde la competitividad feroz y la sobreinformación nos aporta tanto conocimientos como nos hace perder la atención y el interés?
Elizabeth Hawes
Foto: Mary Morris
Otro tema candente que se hace eco en todos los sectores es, por supuesto, el consumo y la sostenibilidad, un debate que traspasa fronteras y en torno al cual se busca una cabeza de turco. “Ahora mismo somos más conscientes pero también se ha generado un discurso que no es justo con la gente y no es realista. Las marcas tienen que ser responsables también, que parece que los que compran tienen toda la culpa y no es así. Ya lo que faltaba es que te digan, como individuo, que estás destruyendo en planeta”, señala.
Entonces, ¿que será del futuro de la moda? ¿Estamos en un momento peliagudo, de cambios, de evolución, de involución? Guerrero no puede contestar a eso, “la moda es algo que me descoloca, no puedes predecir nada, cuando esperas algo de la moda, de repente, te sorprende con lo contrario”, y quizá sea ese enigma, precisamente, lo que genera tanto adeptos como detractores hacia este sector.
Y entre términos como lujo, sostenible, fast fashion, slow, debates y baile de valores, parece que las tendencias se han desvanecido para dar paso a la meca de las nuevas generaciones: el uso de la moda como una herramienta real de expresión, de crítica, de poder y de expansión, en una carrera que busca plasmar los problemas de una sociedad en eterno conflicto y búsqueda constante de evolución. Y todo esto, a través de una industria que puede parecer frívola, pero que, sin duda, tiene mucho que decir.
I. Blokker
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